Hubo un tiempo en el que Terra Mítica, el parque temático de Benidorm, presumía de tener en su interior el ascensor vertical más grande de Europa, integrado en una atracción que prometía llevar a los visitantes al corazón de la pirámide de Keops. Esta atracción, El Misterio de Keops, representaba una de las grandes apuestas del parque, pero acabó convirtiéndose en una de sus tantas dark rides fallidas. Probablemente desconozcas los detalles de esta desconocida atracción, pues solo duró unos pocos años abierta. Hoy te desgrano todos sus secretos y misterios.
El parque temático de las civilizaciones del Mediterráneo
No hartos de hablaros sobre como se fraguó mi querido y amado home park (algo que ya va siendo costumbre por estos lares), procedo a contextualizar sus orígenes. A principios de los años 90, la Comunidad Valenciana, buscando no quedarse atrás tras la inauguración de PortAventura en Cataluña y tras el varapalo de la selección de París como sede de Eurodisney, se propuso crear su propio parque temático. Tras un incendio que destruyó una zona forestal protegida en Benidorm, las autoridades valencianas recalificaron los terrenos y convocaron un concurso para diseñar el proyecto. La idea era de travestir de servicio público o intencionalidad didáctica un proyecto mastodóntico que lejos de ser rentable, fue un agujero negro de dinero público desde el minuto cero. Sobrecostes, mala planificación, un diseño dudoso, una construcción demasiado acelerada y malas praxis políticas lo sepultaron a un fracaso que sigue arrastrando a día de hoy.
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Imagen: Mediterranea |
Global Studios se hizo con la licitación gracias a una propuesta que apostaba fuertemente por atracciones de recorrido o dark rides, entre las que se incluían El Misterio de Keops, El Laberinto del Minotauro y El Rescate de Ulises, entre otras. Sin embargo, esta ambiciosa apuesta por las dark rides, un formato poco habitual en España, acabó convirtiéndose en un cúmulo de problemas para el parque. De las numerosas atracciones de este tipo, solo una sigue operativa hoy en día. Algunos lo achacan a que el público español no buscaba este tipo de experiencias en un parque temático. Yo lo achaco simplemente a que no estaban bien diseñadas y para colmo estaban todavía mucho peor ejecutadas. Se pueden hacer experiencias interesantes con las que aprender algo de historia, véase el caso de éxito de Puy Du Fou Toledo. Las de Terra Mítica eran en su mayoría dark rides caducas con un presupuesto pobre, tecnología añeja y premisas que distaban un buen trecho de suscitar cualquier clase de interés.
El ascensor más grande (y aburrido) de Europa
Concebida como una de las joyas de Terra Mítica, El Misterio de Keops debía ser la primera gran experiencia para los visitantes al entrar en la zona de Egipto. Las colas de la atracción, muy tematizadas, transportaban al público al interior de la pirámide de Keops en una especie de expedición guiada por pasadizos, laberintos y desfiladeros en el interior de una gran pirámide. La premisa era buena y el espacio previo a la parte central de la ride era perfecto para construir un clímax y poner al visitante en acción. Lamentablemente, todo el resto de la atracción hacía aguas y desmerecía las oportunidades que tenía la premisa temática de explorar una pirámide. Una auténtica pena y despropósito sabiendo las oportunidades temáticas que ofrecía este concepto. Un concepto dicho sea de paso que respondía al manido y efectista tópico que colonizaba los mayores éxitos de Hollywood a fecha de apertura del parque.
Completado el largo trazado de colas, los visitantes accedían a un pre show en una sala algo más abierta que representaba una excavación arqueológica en marcha. Andamios, herramientas de exploración y cuadernos de bitácora se entremezclaban entre una rica ornamentación egipcia. Entre jeroglíficos y figuras de piedra se hallaba la mismísima cámara mortuoria del faraón, desplazada hacia el subsuelo. En las primeras temporadas un arqueólogo contextualizaba e introducía esta parte de la historia. En sus últimos coletazos de vida, se suprimió el actor probablemente por recortes presupuestarios. No es de extrañar, en El Rescate De Ulises se aplicó una política similar. También habían varias pantallas de apoyo que proyectaban alguna clase de instrucciones o contextualizaban el espacio.
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Sala de pre show (Imagen: PKTK) |
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Pasillo de colas (Imagen: PKTK) |
La visceralidad y organicidad del espacio se prestaban a hacer maravillas. Pocas atracciones en el mundo se me vienen a la cabeza con un envoltorio tan potente como lo tuvo El Misterio De Keops. La fastuosidad corpórea del espacio escénico que rodeaba el core de la atracción era tal que hasta se permitía la licencia de refugiarse en una auténtica pirámide de piedra de grandes dimensiones. Muy malo tenía que ser el concepto central de la ride para no ser convincente y no ganarse la credibilidad de quienes penetraban los muros de la pirámide. Sin embargo; lo fue.
Cada 6 minutos las puertas del pre show se abrían para dar paso a una plataforma de transporte donde los visitantes podrían recorrer los entresijos de la pirámide. Un total de 81 pasajeros distribuidos en 9 filas numeradas accedían al vehículos tras la apertura de unas puertas automáticas. El aspecto de la góndola era industrial y tosco, similar a los grandes vehículos del difunto Universe of Energy de Epcot. Los arneses de seguridad bajaban y un gran portón se abría, mostrando ante el ojo del usuario una desconcertante oscuridad que partía hacía lo desconocido.
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Salvando las distancias, hay cierta similitud entre el vehículo de El Misterio De Keops y los de Universe Of Energy |
La plataforma avanzaba longitudinalmente y se encajaba en el espacio vertical que conformaba la propia estructura del elevador. Aquí se representaban un total de 3 escenas a diferentes alturas. La transición entre éstas se realizaba mediante el movimiento vertical que se puede esperar propiamente de este mecanismo "ascensor" del que tanto presumía la atracción. Las velocidades, eso sí, eran raquíticas. La primera escena se desarrollaba a la misma altura de entrada y consistía en una proyección sin más pretensiones de algunas escenas de la vida del faraón en el Antiguo Egipto. La plataforma descendía hasta los subsuelos para encontrarse con la tumba del faraón. Tesoros, joyas, un sarcófago que se cerraba y ascendía al ojo del visitante y varios efectos de iluminación ayudaban a narrar esta escena. El desenlace de la atracción se desarrollaba tras un largo ascenso a la parte superior de la pirámide, siempre bajo la atenta mirada de un manto de estrellas que sobrevolaba la cabeza de los exploradores.
Una vez arriba se desarrollaba un desconcertante espectáculo de luz y sonido en medio de un mar de oscuridad interrumpido por unas más que dudosas representaciones de dioses egipcios pintados con pintura de pajarita. Unos dioses que, no está de más decirlo, yacían completamente inertes ante el paso de la góndola elevadora. El supuesto momento cúspide de la atracción era un enfrentamiento cara a cara con la figura del faraón Khemefis. En resumidas cuentas, otro cachivache inerte que descendía suavemente frente a los visitantes, aunque esta vez sí con unos tímidos efectos de mapping que disimulaban lo estático de la escena. Nuestro T-Rex Encounter de Jurassic Park patrio acababa con una secuencia de flashazos y efectos láser que conducían la plataforma hasta su punto de partida. Este descenso se diseñó como algo épico y me atrevo a decir que adrenalínico, contando con derrumbes de columnas de piedra o disparos a los visitantes con efectos de fuego. A efectos prácticos fue un suave paseo en la más densa oscuridad.
En resumidas cuentas y tal y como podéis imaginar, faltaba chicha, mucha chicha. Tras una ambientación exterior y preliminar que apuntaban a lo más alto, la atracción en sí se quedaba corta para las largas esperas que se formaban. Se trataba de la primera atracción que se cruzaba en el camino de los visitantes, por lo que aspiraba un gran volumen de afluencia. Después de una visceral introducción, la hasta decir basta abstracta iconicidad de la escena final resultaba desconcertante a la par que decepcionante. Me pongo en los zapatos del creador y veo buenas intenciones en usar el concepto de "cielo" como paraguas escénico para representar un encuentro con dioses en el más allá. El poco interés de la acción que tiene lugar en esta escena y su raquítica ejecución hacen que sea todo un despropósito.
Así, los visitantes salían desairados con lo que había sucedido dentro de la pirámide. ¿Ya está?¿Para esto hemos esperado hora y media? El hecho de que el spot publicitario emitido en televisión meses antes de la apertura del parque cebara la ride como si fuera una aventura de Hollywood en primera persona, no ayudó. Probablemente, esta atracción con un par de copas de más y al final de la boda se camuflaría entre el resto de vino malo de la ceremonia, pero ponerla como entrante fue todo un downgrade. En cristiano: una atracción así podía tener un pase en un contexto más descentralizado, pero venderla como la estrella del parque y actuando como opener era todo un despropósito.
Un mal diseño y una peor ejecución...
El diseño de El Misterio de Keops reflejaba una desconexión entre las ambiciosas ideas iniciales y su ejecución práctica. El dossier conceptual prometía efectos especiales complejos y grandes circunloquios narrativos, pero todo quedó reducido por limitaciones presupuestarias y técnicas. No pasaba gran cosa durante los 3 minutos que duraba la experiencia. La transición entre la vida, la muerte y el más allá no funcionaba en la práctica, los efectos especiales eran un completo fiasco y a nivel sensaciones la atracción era un relajante paseo en ascensor. Probablemente los fabricantes no supieron cómo trasladar el entusiasmo y la teatralidad que pusieron desde Global TLA al proyecto, quedando un proyecto vacío y sin alma. Aún así, defiendo que se debería haber apostado por un sistema ya testado en la industria como una coaster indoor (véase el caso de éxito de Revenge Of The Mummy), un top spin o una drop tower. Seguramente estaríamos ante una atracción que seguiría siendo un éxito a día de hoy y a todo un referente nacional en cuanto a theming e inmersión. Todas estas opciones probablemente no serían muy diferentes en presupuesto a lo que implicó construir el complicado y prototípico sistema de ascensores multidireccionales.
Esta combinación de factores convirtió a la atracción en un ejemplo de la filosofía de “quiero y no puedo” que marcó a muchas de las dark rides del parque. Opiniones de antiguos visitantes lo confirman: mientras algunos valoraban la ambientación y el pre-show, otros pedían una remodelación completa o incluso su demolición.
De El Misterio De Keops a un centro de convenciones
En la temporada 2003, ante las críticas y el bajo índice de satisfacción, El Misterio de Keops cerró sus puertas. Posteriormente, la pirámide albergó un pasaje del terror llamado La Pirámide del Terror, una experiencia de pago con actores y sustos bajo la subcontrata de una empresa externa de espectáculos. Este pasaje tiene hoy el día el honor de ser el único show de terror en el que he estado en el que lo he pasado realmente mal.
Imagen: Spain5star |
Yo no tendría más de 7 u 8 años cuando pude probarlo con mi padre, pero recuerdo el pasaje como muy oscuro e intenso y como el responsable de que hasta muchos años después no retomase mi vida de haunt seeker. Probablemente sea la mirada de la edad, que todo lo puede, pero los grupos reducidos y el hecho de que el pasaje lo llevara una empresa especializada lo hacía bastante bueno. Adicionalmente se instaló un paintball de la Segunda Guerra Mundial en la segunda planta de la pirámide. Como os podréis imaginar su vida útil fue efímera a la par que poco exitosa.
Tras la venta del parque, la pirámide se convirtió en un pasaje del terror gratuito llamado El Secreto de la Pirámide, enfocado esta vez a un público mucho más familiar y sin el mimo de la anterior concesionaria. Sobretodo recuerdo grupos excesivamente grandes (20/30 personas sin exagerar) y una cantidad raquítica de actores dudosamente caracterizados con temáticas que poco tenían que ver con el pasaje.
Finalmente, en 2017, el edificio se transformó en un centro de convenciones, quedando solo vestigios de lo que alguna vez fue El Misterio de Keops. A modo de curiosidad, la gran máscara del faraón Khemefis permanece colgada de una de las paredes, eso sí, rebañado de un más que hiriente oro metalizado.
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Imagen: Esclapes |
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Imagen: BMR arquitectos |
La historia de El Misterio de Keops es un reflejo de los errores de planificación y ejecución que marcaron a Terra Mítica en sus inicios. Aunque la atracción generó expectativas con su tematización y narrativa, su ejecución dejó mucho que desear. Aunque duele reconocerlo, muchas decisiones en el diseño y en la conceptualización nos privaron de tener en nuestra geografía nacional una dark ride que habría marcado escuela.
Por cierto, te dejo el link del guión descriptivo de la atracción de la mano de themeparkzone (El Blog De Benic) y el enlace a su versión con fotos rescatada por los compañeros de La Mar De Parques, a los cuales agradezco desde aquí que compartieran hace unas semanas el contenido de El Laberinto Del Minotauro con sus usuarios.
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