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PseudoREVIEW Madame Tussauds Londres + FOTOS

 

Imagen:  AC Special Projects via Music lights

Hace unas semana estuve por tierras inglesas en una escapada familiar por Londres. No hubieron parques de por medio, pero tampoco pienso hablaron ni de abonos de metro, ni de como pasar euros a libras en la tarjeta Revolut ni tampoco sobre el adaptador eléctrico a la toma de corriente inglesa. Vengo a haceros una review rapidita y muy coqueta sobre el macromuseo de cera que lo empezó todo, el Madame Tussauds. Seguramente os sonará esta franquicia, ya que su presencia es omnipresente en la mayor parte de urbes europeas y de todo el mundo. Y os podréis preguntar, ¿qué de interesante puede tener pasearse entre vitrinas de figuras disecadas de muñecos inexpresivos? Pues realmente, todo el resto, puesto que como veremos en la review, puede que lo que menos importe durante las aproximadamente 2 horas que dura la visita al museo sean las dichosas figuras de cera.


EL NEGOCIO DE LOS MUSEOS DE CERA

Hace más de 200 años, cuando la pionera Madame Tussauds emprendió su viaje en el mundo de las figuras de cera, puede que la sola presencia secuencial de éstas fuera todo un revulsivo social. Nuestra sociedad cada vez más insensibilizada a los estímulos ha exigido que el concepto haya tenido que evolucionar hacia un modelo de negocio muy diferente. En la visita de hecho llegamos a encontrarnos un pasaje del terror, una dark ride, un cine 4D y una tienda de recuerdos al más puro estilo Disney. Podría la mano en el fuego a afirmar que ya no estamos ante un museo, sino a una experiencia donde el "themed entertainment" alcanza su máximo exponente. Ni que decir tiene que el precio de admisión, unos 40 euros de media al cambio, se acerca más a lo que podría esperarse de un parque temático con todas las de la ley. Sea como sea, es indiscutible que el Madame Tussauds sigue siendo a día de hoy uno de los highlights indiscutibles de las guías de viaje de Londres.

Fuente: El País


La historia del museo es fascinante y carne de cañón para un biopic. En el contexto de un siglo XVII donde era difícil concebir a una mujer empoderada y emancipada, nadie hubiera dicho Marie Tussauds hubiera pasado de ser la hija de una ama de llaves a una de las empresarias más exitosas del mundo. El jefe de su madre le instruyó en el mundo del arte y el modelaje con cera y Tussauds rápidamente perfiló sus habilidades hasta escalar a su ayudante. A finales de los años 1800 se estableció su primera exposición de figuras, con gran aplauso del público. Más tarde, alrededor de los años 1930, Marie y su familia se asentaron en un edificio de Baker Street, donde colocaron de forma permanente su exposición hasta el día de hoy. 


Fuente: Business Insider


DE LOS MUSEOS DE CERA A LOS PARQUES TEMÁTICOS

Probablemente el nombre "Tussauds" os suene de algo más que los museos de cera. El grupo con el nombre homónimo tuvo en su cartera hasta su desaparición en 2007 a un buen puñado de parques temáticos que seguro que te sonarán. Tras la venta del museo en 1973 se inició un período de expansionismo con el ojo puesto a nuevos horizontes. Además de exportar el producto de museo de cera a otras capitales del globo, el grupo se hizo con importantes parques como Alton Towers o reconvirtió Chessington Zoo en Chessington World´s Of Adventures. Aunque probablemente el movimiento de "Tussauds Group" que más de cerca nos toca fue su importante presencia en el accionariado del Port Aventura original de 1995. Aunque el idilio ibérico del grupo no se extendería durante demasiados años, no es ninguna locura afirmar que sin su incursión probablemente no existiría el actual PortAventura. O por lo menos no lo haría tal y como lo conocemos. Conjugado con los esfuerzos de Anheuser-Busch, La Cixa, Fecsa y el gobierno catalán, las ganas de levantar un gran parque temático en la Costa Daurada del grupo Tussauds fueron clave para que el proyecto fuera un éxito. Lo hicieron con un modelo temático muy raro por aquel entonces, donde dominaban las estructuras de hierro al desnudo. Siguiendo  los pasos de los Busch Gardens de Anheuser-Busch y el gusto temático de parque como Alton Towers la inmersión temática de Port Aventura sentó cátedra.


Bocetos del plano original de Port Aventura, más cerca de un Busch Gardens europeo que del concepto que conocemos en la actualidad


En 2007 toda la cartera de Tussauds Group fue absorbida por Merlin Entretainments, una compañía que actualmente tiene monopolizada la oferta de entretenimiento de la ciudad londinense. Los packs multitickets para atracciones como el famoso London Eye, la London Dungeon o el propio Madame Tussauds se venden como churros. Las fotos recuerdo previo pago por caja, las tiendas souvenir a precios inflados o los mini bares que ofrecen gofres y refrigerios a precios de escándalo son también parte del espectáculo. Sin caer en el nivel de chonismo y sudapollismo de operadoras como Parques Reunidos, Merlin no atraviesa un momento de demasiada reputación entre la comunidad parquerista británica, donde opera la mayoría de sus parques. Hay quejas de políticas de atención al cliente un tanto cuestionables, recortes en personal, novedades basadas en IP de dudoso gusto o una ejecución mejorable de sus nuevas rides. La presencia de parques de una liga similar a la de PortAventura como Gardaland o Alton Towers hacen que no sea del todo descartable una futura adquisición por parte de la operadora británica. De hecho, el resort de la Costa Durada da de lleno con la estética y el perfil de recintos que opera la filial de Blackstone.


ENTRANDO EN EL PALACETE DE BAKER STREET


Sin que todo el rollo anterior sirva de precedente de mi opinión in situ del museo, nos acercamos a su fachada a eso de las 10 y media de la mañana. Sorprende ver la cantidad brutal de gente que atrae el museo. Hordas y hordas de turistas serpenteando por los zig zag exteriores del coqueto palacete de Baker Street que alberga la exposición. El tráfico de personas que pasa por las distintas salas del museo es enorme, mucho más de lo que me pensaba... Y he de decir que en términos de organización me pareció chapó. Flujos muy controlados, entradas con horquillas horarias que se cumplen a rajatabla y buenas operativas hacen que logísticamente la visita sea eficaz. Esta eficacia organizativa no quita que durante muchos de los puntos de la exposición todo se sienta demasiado "overcrowded" o agobiante. A ratos todo parece una competición industrializada por ver qué visitante consigue más fotos con figuras a golpe de codazo o empujón.


Tras el control de seguridad de rigor nos adentramos en el vestíbulo, dominado por una gran pantalla LED a modo de photocall y rodeado por dos grandes escaleras palaciegas. Para comenzar la visita es necesario ascender hasta la segunda planta, donde comienzan las primeras exposiciones. Una vez allí entramos de lleno en la primera colección de salas, cuya premisa temática es una entrega de premios de cine americano. Penetramos a través de una alfombra roja, donde gracias a los focos que los alumbran directamente y un paparazzi estratégicamente colocado nos sentimos como estrellas. A partir de aquí nos dimos cuenta de la verdadera naturaleza del museo. La verdadera atracción de cada rincón no era la estética de cada figura de cera, su realismo o su técnica... sino el envoltorio que le rodeaba. Cuantas más pantallas LED, guirnaldas, focos, y atrezzo creara el set de una figura, más turistas se arremolinaban para fotografiarse. 


SALAS DONDE LAS FIGURAS DE CERA PASAN A SEGUNDO PLATO


Cada sala consigue una historia completamente diferente gracias a luz, decorados y música. Tras un par de salas creía que la visita sería completamente lineal y rápidamente se haría repetitiva, pero me equivocaba. El museo tiene ases guardados bajo la manga y poco a poco todo va increscendo, incorporando nuevos elementos que te sorprenden. Tras varias salas con una dinámica general poco a poco los sets se vuelven más y más espectaculares, hasta el punto de que parecen auténticos escenarios de cine. La superficie de museo a visitar es asimismo brutal, con decenas de salas inmensas a las que accedemos en un vaivén sin fin de escaleras y pasadizos. 






A ratos, no obstante, es natural tener la sensación de estar viviendo algo demasiado superficial, frívolo y "chessy". No os culpéis, abrazad la serpentina y divertíos. Puede que el Madame Tussauds no pueda dar lecciones sobre sensibilidad o cuente con un trasfondo cultural y social inspirador, pero tampoco le hace falta. Dicho esto, sed sabedores de la naturaleza de la experiencia y de que no está diseñada para que aprendáis, conozcáis las historias de las personas que están representadas o se involucren temas de justicia social o legado histórico. Es todo mucho más "fast food", aunque parte de la gracia está en esto.




UNA DOSIS DE TERROR EDULCORADO EN THE CHAMBER OF HORRORS

Después de fotografiarnos con Dua Lipa, Taylor Swift, el Oso Paddington y posar con otros tantos rostros no identificados (punto a mejorar: muchas figuras no están rotuladas... y mis conocimientos del mundo de la farándula son limitados) llegamos a la entrada de la Chamber Of Horrors. Esta experiencia a poco de ser calificada como extrema por la página web oficial del musea está únicamente recomendada para mayores de 16 años y es optativa. Antes de franquear el portal de entrada os bombardearán con un sinfín de paneles explicativos y de advertencias que insinuan estar entrando en una extreme house en lugar de en un paseo entre figuras de cera. El delirio llega a tal punto que no se recomienda la entrada a personas embarazadas o con presión alta. Claro está que estamos hablando de una experiencia de Merlin Entertainments, claramente contaminada por su edulcoración y puritanismo.







La Chamber Of Horrors comienza descendiendo unas estrechas escaleras empedradas que conectan con una serie de estancias laberínticas con un ambiente radicalmente más gris al del resto del museo. Obviamente no recibiréis ningún tipo de impacto ya que las figuras que en cualquier recinto de este tipo se moverían, aquí permanecen inertes por motivos obvios. No hay esfuerzos titánicos en la dirección artística, pero la tematización da el pego sobradamente para lo que se puede exigir a una instalación permanente como esta. Os transportaréis a las oscuras calles de la época victoriana más sangrienta de Londres, con olores a orines y aguas fecales incluídas en el pack. Esperad efectos de iluminación muy chulos en algunos puntos y la oportunidad para fotografiaros con objetos y figuras muy singulares y currados. Durante el macabro tour os encontraréis con figuras del crimen como Jack El Destripador o Ruth Ellis, la última condenada a muerte de la historia de Bretaña. 


THE SPIRIT OF LONDON: UNA JOYA PARQUERISTA EN MITAD DE LONDRES




Varias salas después llega el momento del sin duda mayor highlight de toda la visita al museo: la dark ride The Spirit Of London. Inaugurada en 1993 consta de unos nada desdeñables 5 minutos de trayecto por la a ratos insólita y surrealista historia de Londres. La atracción fue diseñada in house por Tussauds Studios, el servicio de imagineering y diseño de Tussaud Group antes de su absorción por Merlin Entertainments. Los vehículos con forma de taxi se mueven a través de un sistema non stop de endless chain proporcionado por Mack Rides. El propio cuerpo de la atracción responde a una organicidad y visceralidad difíciles de encontrar hoy en día en el diseño de dark rides. Se nota que fue concebida en otra época, en el buen sentido de la palabra. Dentro del bizarrismo creativo de la ride pasamos por sets con una amplitud y factura sorprendente donde revivimos episodios clave de la ciudad desde sus orígenes hasta el presente. Se escenifican momentos como el nacimiento de la Carnaby Street, "The Grand Fire Of London" o la plaga de la peste negra. Esta última, por cierto, se narra de forma surrealista haciendo uso de una alegre banda sonora mientras los vehículos pasean entre rostros de desesperación consumidos por la enfermedad.





Los vehículos tienen una narración on board sincronizada con las propias escenas, aunque no os llevéis a engaño, con todos los estímulos del recorrido no llegaréis a hacerle mucho caso. El recorrido se desarrolla en dos plantas distintas y vuestro onmimover descenderá y ascenderá de forma considerablemente notable cual Phantom Manor de la vida. A modo de curiosidad, de forma paradójica en esta atracción la mayoría de las figuras sí se mueven. El edulcorado y festivo final sumado a la premisa de la atracción la hacen todo un híbrido perfecto entre It´s A Small World y Spaceship Earth de Epcot. Toda una curiosidad para todo arqueólogo parquerista que se precie


CINE 4D CON PALOMITAS INCLUÍDAS Y SABOR A MARVEL




En este punto el recorrido de exposición encara su recta final con el sector dedicado a los superhéroes Marvel, cuyo interés para mí oscila en la escala de entre el nulo y el muy nulo. Sin embargo, la presencia de un Cine 4D en medio de toda la cuestión fue suficiente para saciar una vez más mi apetito parquerista. En cómodos turnos masivos de unos 200 visitantes (nunca tendréis que esperar más de un pase) accederéis a una sala enorme de proyección abovedada provistos de unas gafas 3D rayadas más de la cuenta. Antes de la película podréis incluso comprar palomitas y algún snack en un bar que hay en la sala de espera. ¿La película y sus efectos? Pues bueno, bien para sentarse un ratito y relajarse... Al menos es de producción propia y guarda coherencia temática con el lugar. Puede que los continuos mamporreos al respaldo que forman parte del efecto 4D os pongan un poco difícil echaros una cabezada, si es lo que queréis. También hay efectos de flashes, aire y agua... aunque nada excesivamente sorprendente. A modo de curiosidad, este cine está emplazado dentro de la cúpula metálica gigante que domina la fachada exterior del museo.



Una vez finalizada la película solo un par de salas os separan hasta la salida del museo, no sin antes pasar por la tienda de souvenirs de rigor. En resumen, una experiencia hecha indudablemente para ser llamativa y dar el cante, pero muy resultona y que ofrece varias joyas ocultas para el paladar parquerista en pleno centro de Londres. Puede que pagar 40 euros de entrada general no merezca del todo la pena, pero si conseguís combinarla a precio interesante con el ticket obligado de subida al majestuoso London Eye os rellenará dos o tres horitas de pura diversión.



Mi madre y yo rematamos la mañana con unos buenos platos de fish & chips en el famoso Poppie´s de Candem Town. Conocido por su excelente calidad a precios ajustados, la franquicia no nos defraudó. El rebozado tan característico y difícil de imitar que rodeaba el pescado y el corte inconfundible de las patatas fritas nos recargaron fuerzas para la tarde intensa que nos esperaba descubriendo más rincones de Londres. Para la próxima entrega, la review sobre London Dungeon y algunas fotitos bonus de nuestra subida a The London Eye.




Un placer como siempre escribir para vosotros y como no... ¡Muchas gracias por explorar juntos!