David Pizarro esquiva un debut envenenado en Eurovisión y RTVE trata de escapar del bottom a golpe de talonario
Aproximadamente un mes ha pasado desde que Melody ganase la cuarta edición del Benidorm Fest. Una cuarta edición bochornosa cuyo nulo interés mediático y musical y que estaba de viaje en Disney y no me dio la gana de trabajar más me llevó a dejar de dedicarle cariñosos artículos inmediatamente después de su primera semifinal. La narrativa era de chiste. Después de años en los que el discurso generalizado era "seleccionar el pack más cerrado posible para Eurovisión" la nueva y delulista narrativa sentenciaba que Melody con Esa Diva debían ganar el festival como recompensa a años de carrera y su ilusión por ir a Eurovisión. Daba igual su desfasada y dudosa canción, sus fallos de afinación durante la semifinal y lo camp de la puesta en escena. Nadie reparó en que igual en un festival concebido para ser el motor de la industria musical española deberían primar las canciones sobre otros motivos extramusicales. Y no se engañen señores, siempre defenderá el cuidado de la dirección artística, clave para contar una historia sobre el escenario. Los cambios de vestuario, acrobacias, armatostes gratuitos y pirotecnia que marcan el rumbo artístico del BF desde hace años desvían la atención de lo que de verdad importa, la música.
En esta suerte de desgüace musical la premisa constante es esperar constantemente, aguardando a que suceda algo que nunca llega. Meses de espera cebados por ilusiones para conocer a los artistas, que acaban siendo una retahíla de cantantes amateurs de talent vendidos como promesas camuflados entre viejas glorias que poco representan la escena española actual. Luego llegan las canciones, hypeadas como la secuela contemporánea de Bohemian Rapsody. En su lugar lo que los espectadores reciben es una playlist de radiofórmula y propuestas mal llamadas eurovisivas con una ejecución más que justa. Aquí comienza la fiesta anual de comentarios tales como "Habrá que esperar a verla sobre el escenario" "Cuidado con esta porque cuando salga volando del escenario en el dance break va a volar pelucas" "Tengo la sensación de que con ella SE VA A VENIR", autoconvenciéndose de que lo que tenemos ante nuestros ojos es un festival musical y no una burda preselección llena de clichés pero aderezada por unos cuantos petrodólares. Todo esto, por supuesto, sin intención de menospreciar el trabajo de artistas y equipos que dan lo mejor de sí, llenos de la ilusión de la experiencia. No tienen culpa alguna, ni responsabilidad, de que sus propuestas sean el rumbo musical que el comité cree que debe tener el festival. Voces afirman incluso que hay intereses y corruptelas de por medio del proceso de selección. Viendo las actas de votación, no sería tan raro.
Así con todo se acabó haciendo con el micrófono oxidado Melody. Bajo el brazo lleva una candidatura de la que está tan convencida que ya anticipó nada más bajarse del escenario que cambiaría todo de cabo a rabo. Nueva producción, nueva puesta en escena y nuevo vestuario... Por cambiar como si fuesen piezas de ropa interior poco más y hubiera sido capaz de haberse cambiado a ella misma por otra intérprete. En la jornada de ayer y tras semanas de rumores de crisis interna ya se saben los planes de RTVE y de la sevillana para el futuro de la propuesta. A golpe de talonario y buscando evitar un más que potencial descalabro sobre el escenario de Basilea, Melody tendrá nuevos coreógrafos, productores, iluminadores y escenógrafos. El discurso que está tomando la dirección de la candidatura española, "internacionalizar la propuesta para que Europa lo entienda", recuerdan a los años más negros de Toñi Prieto. A cada novedad la opción de que veamos a Melody ataviada de un vestido de patinadora haciendo trucos de magia con una tela naranja se antoja más probable.
La nota de prensa de presentación del nuevo equipo es una fuente inagotable de memes y frases hilarantes. Primero nos presentan a los reputados y de talla mundial productores que cincelarán la composición del tema. Destaca la parte en la que presentan la lista de artistas con los que han colaborado como si de recitar la lista de reyes godos se tratara. Después nos prometen una “emocionante nueva versión en la que la voz de Melody adquirirá un nuevo matiz en cada fase de la canción que irá in crescendo”. No extrañaría pues que Esa Diva (Eurovision version) arrancara a capella como una emotiva balada, para luego escalar a medio tiempo, pasar a una cumbia brasileña y después a un puente donde Melody sacará su versión más rapera emulando a grandes como El Pollo o Mireya de OT 2017. Todo para culminar en un enérgico drop dance maquinero que volará pelucas en Suiza mientras nuestra representante hace su mundialmente conocido baile del helicóptero con su larga melena.