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8 atracciones canceladas de parques españoles que no llegaron a abrir (Parte 2)

 


En la historia de los parques temáticos españoles hay un cajón —polvoriento, escondido y lleno de papeles amarillentos— donde descansan proyectos que alguna vez prometieron cambiarlo todo… pero que jamás se materializaron. Planos olvidados, maquetas desechadas, presupuestos que se evaporaron y, en algunos casos, obras que llegaron a levantarse para después quedar abandonadas.

Motivos económicos, políticos o simplemente logísticos acabaron convirtiendo estas ideas en pura leyenda urbana. Hoy, en Perdidos en la Odisea, vamos a abrir ese cajón y repasar ocho casos en los que España estuvo a punto de estrenar atracciones que, sobre el papel, lo tenían todo para triunfar… pero que, por una razón u otra, nunca pasaron de ser un sueño.




De récord mundial a clon genérico: la montaña rusa que pudo ser en Terra Mítica



Todos conocemos a Titánide, la montaña rusa invertida que ruge en la zona de Grecia de Terra Mítica. Es uno de esos modelos Suspended Looping Coaster de la neerlandesa Vekoma que se repiten por medio mundo como si fueran fotocopias. Para los entusiastas, es un tipo de atracción tan común como las canciones de Ylva & Linda presentan cada año a las 48585 preselecciones nacionales para Eurovisión: clónicas, predecibles y, a veces, dolorosas.


Pero lo que muchos desconocen es que Titánide es en realidad el eco modesto de un proyecto que, en su concepción inicial, iba a pulverizar varios récords mundiales.La historia empieza en 2002, cuando Paramount Parks —sí, el mismísimo gigante cinematográfico— asumió la gestión de Terra Mítica. Su hoja de ruta era ambiciosa: en 2003, inaugurar la montaña rusa invertida más alta, más rápida, más larga y con más inversiones del planeta; y, un año después, estrenar un gigantesco frisbee que acabaría siendo Synkope.


La nueva coaster, diseñada por la prestigiosa Bolliger & Mabillard, sería un monstruo de 75 metros de altura, más de un kilómetro de vía, 115 km/h de velocidad punta y nueve inversiones. El objetivo era replicar el éxito de Alpengeist en Busch Gardens Williamsburg, pero en versión mediterránea.


Sin embargo, el castillo de naipes se derrumbó con la realidad financiera: las cifras no cuadraban, B&M quedaba fuera del presupuesto y, en un giro que todavía duele recordar, entró Vekoma con un modelo mucho más barato… y muchísimo menos exclusivo. Lo que iba a ser un Rolex se convirtió en un Casio, y no precisamente de los buenos.Así nació Tizona, inaugurada en 2003 en la zona de Iberia: una SLC estándar, incómoda y sin ningún récord que presumir. Años después, con el cierre de esa área, la atracción se trasladó a Grecia y se rebautizó como Titánide, completando un recorrido que —como la propia montaña rusa— empezó en las nubes y acabó bastante más cerca del suelo.


Dragon Khan: cuando PortAventura esquivó una bala

Fuente: Willy en Pa Community


Hablar de PortAventura es hablar de Dragon Khan, esa montaña rusa mítica que, desde 1995, ha sido la silueta icónica del parque y el sueño húmedo de cualquier entuasiasta que pisara el parque. Diseñada por Bolliger & Mabillard, fue una de las sitting coasters más imponentes de su tiempo, batiendo récords y atrayendo prensa internacional: el loop vertical más alto del mundo y ocho inversiones en un recorrido tan elegante como contundente.


Sin embargo, el destino de Dragon Khan pudo haber sido muy distinto. Los primeros planos del parque mostraban un trazado diferente y, sobre todo, un fabricante distinto: la neerlandesa Vekoma, con su modelo MK-1200, famoso por sus transiciones bruscas y arneses poco amables con el cuello humano. Basta con mirar a Goudurix en Parc Astérix para entender lo que se podría haber colado en la Costa Daurada.



No sabemos en qué momento exacto se tomó la decisión, pero el cambio a B&M supuso un salto cualitativo que marcó el futuro del parque. Sin Dragon Khan tal y como lo conocemos, es difícil imaginar que PortAventura hubiera alcanzado ese estatus de parque de referencia en Europa. El precio de ese cambio, eso sí, fueron ciertos recortes en otras zonas: la montaña que iba a envolver al tren de la mina y al Silver River Flume quedó reducida, y parte de la tematización proyectada se perdió por el camino. Al final, PortAventura esquivó una bala de Vekoma y abrazó a B\&M, asegurándose no solo una atracción de récord, sino un icono que tres décadas después sigue siendo la joya de la corona.


La Mina del Diablo: terror en las colas del tren de la mina


En el cambio de milenio, PortAventura vivió una etapa de transformación con la entrada de Universal en su accionariado. La influencia americana se dejó notar rápido: espectáculos más elaborados, nuevos hoteles y atracciones y la llegada de Halloween como gran cita anual. Por entonces, ningún parque español había hecho algo así a esa escala.


De todos aquellos años, uno de los recuerdos más nítidos para muchos visitantes es La Mina del Diablo, un pasaje del terror improvisado nada menos que en las colas del El Diablo – Tren de la Mina. El concepto era tan simple como brillante: aprovechar el entramado de madera, pasillos y pasarelas para crear un recorrido claustrofóbico, con actores acechando entre tablones y efectos de luz.


Al final del pasaje, como guinda, te montabas en la montaña rusa. Un dos por uno que hoy parece impensable. La experiencia duró numerosas temporadas hasta 2012, cuando se decidió dejarla en el recuerdo.

Fuente: opv1993

Pero en 2018 hubo un intento de resucitar la idea con una “segunda parte” en la misma ubicación. Se llegó a iniciar la construcción y a probar algunos efectos, pero los problemas de seguridad —especialmente la falta de salidas de emergencia en las colas— truncaron el proyecto. Aquella reencarnación nunca llegó a abrir al público. En su lugar, PortAventura ofreció el pasaje Apocalipsis Maya, que no tuvo ni punto de comparación...


Tívoli Park Las Palmas: el parque que nunca abrió



La historia de Tívoli Park Las Palmas es una de esas rarezas del sector que, por lo desconcertante, merecerían un documental propio. El proyecto nació en 1974 con la intención de dotar a Gran Canaria de un gran parque de atracciones. Se llegó a levantar parte de la infraestructura: los caminos, algunos edificios e incluso se instalaron dos atracciones principales, una montaña rusa tipo Boomerang de Vekoma y una gran noria panorámica. Según RCDB por cierto, la montaña rusa acabó siendo comprada por el canadiense La Ronde, parque donde opera en la actualidad y que por cierto ha recibido nuevos trenes esta temporada.


Y aquí es donde empieza el absurdo: nada de eso llegó a abrir al público. Las causas se mezclan entre problemas de financiación, desavenencias políticas y una gestión incompetente. En 1984, una década después del inicio, se inyectaron 1.000 millones de pesetas para relanzar el proyecto. Cinco años más tarde, en 1990, se intentó por última vez con otros 1.500 millones. Nada funcionó. El parque siguió siendo un esqueleto de hierro y hormigón, y en 2013 se derribaron sus ruinas.

Queda como ejemplo perfecto de cómo un mal planteamiento inicial y una cadena de malas decisiones pueden enterrar cualquier inversión, por grande que sea. O, como diríamos coloquialmente: Manolete, si no sabes torear, pa’ qué te metes.


Emotion Park en Marina d’Or: adrenalina en el cajón


En el terreno de los proyectos que parecen ideados en una sobremesa larga y con mucha cafeína, Emotion Park ocupa un lugar destacado. Marina d’Or, ese peculiar complejo vacacional en Oropesa del Mar, quiso sumar a su ya colorida y caduca oferta un parque dedicado a la adrenalina y los deportes extremos.


El anuncio llegó alrededor de 2015, con una lista de atracciones que sonaba prometedora: karts, circuito de humor amarillo, castillo misterioso y tirolinas gigantes. Los dos primeros elementos llegaron a ver la luz. Las tirolinas y el castillo, en cambio, quedaron en la carpeta de “pendientes para nunca”.



Lo más llamativo eran precisamente las tirolinas: 14 tramos, hasta 270 metros de distancia y velocidades de 70 km/h, según la publicidad oficial. Con esos números, podría haber sido uno de los recorridos más espectaculares del país. Pero, como tantas veces, no pasó de ser una buena idea sobre el papel. Quizá por presupuesto, quizá por escasa viabilidad técnica… o quizá porque en Marina d’Or las promesas siempre han sido más grandes que los resultados.


Ferrari Land y su caída desde las alturas



A principios de 2016, PortAventura anunció con orgullo un acuerdo con Ferrari para abrir un nuevo parque temático, siguiendo el modelo de Ferrari World Abu Dhabi. El proyecto se materializó en 2017, aunque pronto quedó claro que su fórmula —horarios reducidos y dependencia directa del éxito del parque principal— limitaba su éxito.


En los diseños iniciales había una atracción que llamó mucho la atención: una torre de caída adosada a los soportes del acelerador vertical Red Force, al estilo de Zumanjaro: Drop of Doom en Kingda Ka. La idea era tentadora: combinar el vértigo de la caída libre con la sensación de estar colgado de la estructura más alta del parque.


La torre, sin embargo, desapareció de los planes durante el desarrollo. En su lugar se instaló Thrill Towers, una atracción que a decir verdad, no tiene ni punto de comparación con el proyecto cancelado. Tampoco se llegó a construir un hotel temático de Ferrari que aparecía en los primeros bocetos.



Con Hurakan Condor a pocos metros, es posible que la torre de caída hubiera sido redundante… aunque quizá también hubiera aportado un golpe de efecto que Ferrari Land sigue echando en falta.


El tobogán WOW de Aquarama: récord efímero



En Benicàssim, Castellón, Aquarama es sinónimo de verano, colchonetas y el mítico Salto del Diablo. Es uno de los parques acuáticos más veteranos y queridos de España. En el año de 2019 el parque se marcó un nuevo objetivo, el tobogán cápsula más largo de Europa.


El proyecto arrancó en 2019, y entre retrasos y una pandemia no se inauguró hasta 2021. La expectativa era enorme: una cápsula que se abre bajo tus pies, un recorrido largo y vertiginoso, curvas cerradas… y la promesa de una experiencia única en la península. Pero el sueño duró poco. Muy poco.


Desde los primeros días, las críticas y rumores empezaron a circular: velocidad excesiva, curvas mal calculadas, ingestión accidental de agua… Hubo incluso visitantes que, según testimonios en foros, llegaban a darse la vuelta en las curvas. El tobogán apenas pudo funcionar de forma continuada más de un par de días seguidos. Tras varios intentos de ajustes, la decisión final fue drástica: desmontar y rehacer el recorrido. La cápsula desapareció, las secciones más problemáticas se sustituyeron, y el resultado fue un tobogán más familiar, que aún conserva el récord europeo de longitud en su categoría. Pero la versión original habría sido mucho más top.


 La Liga de la Justicia en Parque Warner Madrid: el eterno rumor



Si llevas años siguiendo la actualidad de los parques españoles, seguro que en algún momento escuchaste hablar de la dark ride de la Liga de la Justicia que “iba a llegar” a Parque Warner Madrid. Fue el gran rumor de foros y blogs especializados durante años: una mezcla entre simulador 4D y recorrido interactivo, con tecnología inspirada en The Amazing Adventures of Spider-Man de Islands of Adventure, pero adaptada a un presupuesto más… ajustado.


La atracción se proyectaba para ocupar el espacio del antiguo simulador Batman: La Sombra del Murciélago. Había referencias claras a versiones similares en Warner Bros Movie World Australia y en la cadena Six Flags, donde llegaron a abrir hasta siete dark rides con el mismo concepto.


Sin embargo, en Madrid nunca pasó del rumor y de algún boceto filtrado. La Liga de la Justicia nunca se enfrentó a sus villanos en San Martín de la Vega. En su lugar, el parque apostó por Batman: Gotham City Escape, una montaña rusa de lanzamiento que sí ha logrado un gran impacto mediático. A modo de curiosidad, la marca de La Liga De La Justicia llegó a formar parte de la ampliación de Warner Beach años después...



Estos ocho casos son apenas una muestra del enorme archivo de proyectos que, por una razón u otra, se quedaron en el limbo. Algunos llegaron a estar a punto de inaugurarse. Otros ni siquiera pasaron de la maqueta. Todos comparten algo: nos invitan a imaginar qué habría pasado si hubieran visto la luz.




Quizá dentro de unos años volvamos a abrir este baúl y encontremos nuevos ejemplos. Hasta entonces, quedémonos con lo que tenemos… y con lo que pudo ser.