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Vistas desde la L10 del Metro |
Un poquito de historia...
Lo cierto es que abordar una review profunda sobre el Parque De Atracciones De Madrid sin explorar sus orígenes y los hechos que han ocurrido hasta el contexto actual sería todo un delito. El PAM sentó cátedra en nuestro país como un icono del florecimiento de la industria del parque de atracciones. Sus más de 50 años de historia comenzaron con su apertura en el año 69, cuando la España de la dictadura ya estaba levantando cabeza y abriéndose a la modernidad y nuevas tendencias internacionales. Con una orografía infinitamente diferente a la actual y una interminable lista de atracciones que hoy en día ya no se encuentran en el parque, el recinto se convirtió en el referente de ocio de la capital. No solo acogió a atracciones que perduran en la memoria colectiva de muchas generaciones como 7 Picos o el que fue el primer pasaje del terror de nuestro país, sino que fue epicentro de históricos conciertos y eventos desde su gran auditorio. Con el paso de los años no tuvo problemas en actualizarse, apostando por novedades punteras prácticamente anuales que incluyen La Lanzadera, Tornado o Tarántula. La esencia de parque tradicional se diluía cada vez más para apostar por un parque urbano que miraba hacia la vanguardia. Dentro de este contexto, cabe destacar que a principios de la década de los 2010 el Parque De Atracciones De Madrid estuvo durante años en la carrera por ofrecer el mejor halloween de toda España. El gran equipo creativo y artístico del parque comenzó a dar vida a grandes pasajes del terror que se renovaban año tras año y se ofrecían de forma gratuita, lo que dio un gran soplo de aire fresco al recinto e hizo de octubre su nuevo agosto. Alrededor de seis o siete años más tarde este fuego se acabó, con un halloween cada vez más modesto y más modosito en cuanto a novedades.
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Abismo, una de las mayores inversiones de la historia del PAM |
La construcción de Parque Warner fue y sigue siendo todo un varapalo para El Parque De Atracciones De Madrid, aunque no tanto para su gestora como más adelante veremos. Aunque Parques Reunidos (así se hace llamar la compañía que ya gestionaba el parque por ese momento y que ha crecido de forma exponencial hasta hoy en día) condenó contundentemente la creación de un segundo parque en Madrid, por visicitudes de la vida acabaron gestionándolo y hoy en día es la joya de su cada vez más reducido catálogo. Al igual que les ocurrió a muchas televisiones públicas con la llegada de las televisiones comerciales de a principios de los 90, el PAM perdió una gran influencia en detrimento de las miradas que acaparó el inmaculado recién llegado Parque Warner. Para muchos era la primera vez que descubrían un parque temático, donde la noria no era la noria y la montaña rusa no era montaña rusa. Habían historias que contar, grandes decorados y un lugar paralelo al que trasladarse más allá del propio universo que construían las luces y las manzanas de caramelo del parque de atracciones.
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Avenida principal del Parque de Atracciones de Madrid |
La absorción de Parque Warner por parte de Parques Reunidos hizo que se perdiera la gracia del juego. Los dos parques madrileños controlados por la misma empresa le quitó mucha emoción al asunto. Ya no había competencia ni ansias por mejorar, simplemente se perpetuaba un conservadurista modelo en el que claramente Parque Warner, la niña mimada, siempre salió ganando, aún sin demasiados aspavientos. Y es que no se puede negar que el Parque De Atracciones De Madrid sigue concentrando una gran cantidad de visitantes, que por desgracia al tratarse de bonistas de Bono Parque y excursionistas de institutos madrileños que compran la entrada a precio de bocata de chopped no son del todo rentables. Falta ambición y hambre de crecimiento y sobran los continuos recortes en un parque desangelado y sin vida donde cada atracción extinta es reemplazada por una basta pradera de hierba mullida. Puede que el hecho de que a Parques Reunidos se le acabe la concesión del recinto el año que viene sea un indicador de esa dejadez, pero roza niveles lamentables.
¿Generación Z o Generación de la mierda? Ehh Gloria Serra
Dentro de este escenario no es de extrañar que uno de los mayores esfuerzos de la gestión actual del parque se centre en atraer masivamente a incautos al parque gracias a ofertas relámpago que prometen entradas a precios de tanga de mercadillo. Dentro del parque y como si de un restaurante para turistas se tratase, la historia es otra: atracciones cerradas, precios escandalosos hasta por respirar y un producto desgastadísimo. Así es como varios días antes descubrí que los viernes de verano, comenzando por la semana anterior a mi visita, los jóvenes nacidos entre 1995 y 2010 (entre los que me incluyo) podrían adquirir su entrada a 19.90€ online. No solo había tenido que pagar dos euros de más, sino que me iban a llenar el parque con las hormonas de media Madrid bombardeando las colas con drill y trap en altavoces portátiles y elevando hasta los picos los tiempos de espera en un día que prometía tener una afluencia irrisoria.
Y mis peores pronósticos se hicieron realidad, el día fue una mezcla de calor extremo, alaridos provenientes de alumnos de la ESO correteando sin camiseta por los viales en manada. Comentarios machistas y homófobos (no generalizo pero meu deus como está el nivel), trap, reaguetton, chavales que deberían estar en el instituto colándose en las colas y tiempos de espera intempestivos. Los únicos que tienen perdón para mí son esos estudiantes de 2º de bachillerato que estaban haciendo problemas de física para la PAU mientras esperaban pacientemente su turno. Podría ser perfectamente yo con 17 años. El ambiente de patio de colegio era caricaturesco por sí mismo, era difícil ver a alguien con la mayoría de edad cumplida por el parque más allá de algún padre incauto con sus hijos, algún profesor con su excursión o alguna unidad de guiri de visita por Madrid.
Después de cruzar el portal de entrada de Batán me dispuse a atravesar medio parque para encontrar un baño. Acabé en los baños que hay junto a Abismo entrándome más tarde que habían otros pocos metros más adelante del lugar donde me desvié en la entrada de Batán. Fail. Con la mente otras vez equilibrada me dispuse a comenzar mi plan del día, especialmente centrado en disfrutar de las atracciones de agua. Esas atracciones que en mi anterior visita realizada a finales de abril del año anterior estuvieron ya fuera de servicio o fuera de temporada. No quería quemar uno de los pocos cartuchos positivos que me dejó el día tan rápido, pero ciertamente Los Rápidos me parecieron la mayor sorpresa de la jornada.
¿Los mejores rápidos de España?
Anteriormente conocidos como Los Rápidos De Europa, Los Rápidos están trazados sobre el terreno que ocupaba la antigua atracción El Valle De La Prehistoria, un viaje en barca al más puro estilo Jurassic Park made in Spain. Se aprovecharon túneles y algún espacio y se creó una clásica atracción de aguas bravas con barcas circulares que son insignia de risas y cachondeo en cualquier parque que se precie. A modo de apunte personal, esta atracción junto con Aserradero y Los Fiordos fueron de largo las atracciones principales con menos cola de toda la jornada, lo cual resulta curioso en un caluroso día de mayo. ¿Será que los madrileños le tienen miedo al agua?
Volviendo al tema de los rápidos. Este ejemplar es muy curioso por varios motivos. Dentro del clónico panorama nacional donde prima la manufacturación de Intamin, los rápidos del PAM, firmados por Hopkins, son un soplo de aire fresco. Con una infraestructura más low cost respecto a los suizos pero mucho más descontrolada y salvaje, para mí salen sin duda ganando estos, al menos en lo que respecta a risas y el factor salpicadura. Mientras que en Grand Canyon Rapids o Los Rápidos De Argos es difícil salir más mojado que con alguna salpicadura, montarse en Los Rápidos es sinónimo de salir de una buena ducha. Las barcas tienen una altura ínfima, lo que invita a las olas del trayecto a entrar en generosas trombas al vehículo. Los asientos de las barcas también son un gran aliciente, ya que en lugar de ser bancas corridas son individuales, inmovilizando cualquier oportunidad de evitar una incipiente ola. Además son largos, muy largos, y para los estándares de tematización que ofrece el PAM no están tan mal, adentrándose en cuevas, túneles y pasando por frondosos bosques con algún prop temático. Una pena que la estación sea poco más que un apeadero de tercera regional, basada en una palataforma industrial más propia de labores de mantenimiento que se carga de visitantes.
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No sabía la que me esperaba pocos minutos después |
Para mí el momento LOCURA fue cuando el vehículo comenzó a bajar velocidad y se adentró en una recta plagada de mangueras pulverizadas por los cuatro costados. No había escapatoria, todos los tripulantes de la barca nos duchamos enteros entre risas y gritos de resignación. Sin duda, de las pocas señales de gamberrismo creativo del parque que aprecié en toda la jornada y una gran forma de aprovechar una aburrida recta de canal a baja velocidad en mitad del recorrido. Se colocan firmemente en la cima de mis rápidos favoritos probados hasta la fecha. Mucho más divertidos que el muermazo (aunque excelentemente tematizados) Gran Canyon Rapids de PA o los insustanciales pero efectivos Rápidos De Argos de TM. Solo competiría con sus vecinos Rápidos ACME que consigue equilibrar esa sensación de locura con una buena tematización.
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La salida de la estación parece un vial de mantenimiento |
Un parque pseudotemático Frankestein
Seguimos explorando el parque, que se caracteriza por estar dividido en zonas temáticas imperceptibles y sin sentido adornadas con establecimientos de franquicias sacacuartos que venden sus productos a precios prohibitivos. Esta tendencia parece ser la última línea estratégica del parque, que ha encontrado su gran filón para mantener a flote el recinto. Podemos encontrar un Domino´s Pizza en Maquinismo, un Burger King en la plaza del Star Flyer y en el momento de la visita, un ejemplar de las tiendas de chuches metidas en barriles que el otro día Gloria Serra investigó en Equipo De Investigación. No esperéis ofertas de 2x1 o Euroking, ya que las tarifas son rollo aeropuerto. Por ejemplo, en Domino´s, la pizza entera estaba en torno a los 25 euros. Prohibitivo.
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El estado del vial trasero del parque es lamentable |
En la orografía del parque resulta llamativo ver una sucesión randominzada de zonas pastiche sin ningún tipo de coherencia ni relación entre sí, algunas que desprenden una denotada antigüedad y otras que intentan presentar algún tipo de intencionalidad temática. No nos engañemos, todo lo antiguo que hay en el PAM (que no es poco) no es una antigüedad retro, hipster o cool, es antigüedad cutre y caspa. Farolas de globo, baños que parecen sanatorios de los 80 o edificios de oficinas o restaurantes abandonados que parecen un colegio público de la época franquista. Especialmente muerto y descadente está el vial trasero del parque paralelo a las vías del metro. No hay apenas ningún atractivo más allá de de zonas picnic que parecen abandonadas, backstage de otras atracciones y teatros o la infame nave abandonada de la dark ride Fantasía. La Polynesia madrileña supongo.
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Ochentero total, y no en el buen sentido de la palabra |
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La limpieza es un aspecto a mejorar del PAM |
El parque también está bastante descuidado, con muchos props mal disimulados, limpieza paupérrima y vegetación crecida en partes donde no debería. Le sensación general es que falta mantenimiento y mimo.
Dentro de este parque tan frankenstein hay 3 o 4 nódulos temáticos, incoherentes entre sí y esparcidos entre transiciones mal disimuladas, que salvan la papeleta pseudotemática del parque. Inmediatamente tras franquear el arco de entrada de Batán encontramos Nickelodeon Land, podría decirse que la última gran inversión del parque a la que tenemos que remontarnos bastantes años atrás. La antigua zona infantil del parque recibió un lavado de cara para recibir a los personajes más conocidos de la franquicia con una estética y concepto bien resueltos. La gran avenida principal, cuyo skyline domina el imponente Star Flyer, es otro lugar paisajísticamente bien resulto y que se da incluso para alguna foto. Jardinería cuidada, mucha agua, arquitectura escalonada y alguna estructura temáticamente interesante son elementos que le confieren una personalidad de la que carece el resto del parque.
Un mínimo de sentido (que rápidamente se diluye) tiene la plaza principal de Maquinismo, que reúne junto a la entrada principal las flat rides más adrenalínicas del parque con una marcada estética industrial. Conforme uno se adentra en el área cualquier atisbo de coherencia desaparece entre árboles, malezas y un flume ride que nada tiene que ver con el concepto. Finalmente, el área de Naturaleza puede que sea de las más agradables a la vista del parque. Un camino estrecho y sinuoso con frondosa vegetación es el lienzo sobre el que se extienden diferentes elementos temáticos tribales, que abarcan desde la estética medieval hasta la colonial. Un mix explosivo pero que dentro de la poca personalidad del parque, resulta hasta entrañable.
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El Palenque, un salón de eventos cuya fachada es lo mejor a nivel theming que presenta el parque |
Vértigo no pasé, pero moratones me lleve unos cuantos
Retrocedí sobre mis pasos para llegar a Vértigo, una wild mouse de Mack que Parques Reunidos trasladó desde Bobbejaanland, donde tenían dos ejemplares idénticos bajo el nombre de Speedy Bob. Resulta curioso el trabajo a la babalá de tematización en las colas con columnas de corchopán con estética azteca. Columnas por cierto cada vez más desgastadas que necesitan una buena mano de chapa y pintura y mantenimiento. Al momento de mi llegada la cola no era exageradamente larga, mucho menos de hecho de lo que sería el resto del día con la llegada de más afluencia sobre el mediodía. Tras media hora viendo lanzar vagones con asientos vacíos porque en el PAM los visitantes que viajamos solos somos invisibles (luego cuando sobran filas de dos personas los operarios sí espetan un sonoro "dos??" "dos??"), llegó mi turno de embarcar.
Tenía mucha curiosidad de catar este archirrepetido y clonadísimo modelo de dudosa reputación, ya que en mi primera visita estaba en mantenimiento. Ya probé años atrás la versión que discurre en ferias pero no este modelo concreto de Mack, más común en parques temáticos. Mi veredicto es que podría ser una atracción interesante, alocada y estimulante para las familias de no ser porque sus innumerables trims la hacen una fábrica de moratones y porque su capacidad horaria es ínfima. Aún así, como buen masoquista que soy, me pareció un guilty pleasure en toda regla.
Para mí es nefasta y para mí esta coaster... no es normal
Seguí retrocediendo en busca de otro credit próximo, TNT Tren De La Mina, una family coaster de Gerstlauer que ya pude probar en mi anterior visita. Las operativas fueron desesperantes, con un único tren funcionando, la entrada del pase express en el andén opuesto al de la entrada, operarias súper desmotivadas y lentas y con cero interés por rellenar huecos single que quedan libres. ¿La coaster? Pues tiene a su favor que es un layout juguetón y que recorrido y estación presentan elementos temáticos bastante solventes para los parámetros del PAM. Por el resto, es una coaster bastante inocua. Alcanza tan poca velocidad y va tan suave, que hasta llega a aburrir, echando de menos esa sensación de descontrol que suelen ofrecer las mine coasters.
Por alguna razón, Los Fiordos y El Aserradero seguían cerradas y sin agua en el canal, presagiando que no abrirían en el resto del día y me quedaría sin probarlas. Finalmente se alinearon los astros y tanto una como otra acabaron abriendo sus puertas a eso de la hora de comer. Al igual que en Los Rápidos, era difícil encontrar más de cinco minutos de cola cuando el resto del parque estaba a reventar. Los Fiordos no deja de ser una spillwater común de Intamin, aderezada por el puente que atraviesa la barca tras el drop, cuyo techo desvía la ola que se forma hacia los ocupantes del vehículo durante su paso. Genuinamente, me parece el spillwater que más calado me ha dejado de todos los que recuerdo. Al igual que en Los Rápidos, la plataforma de carga y descarga roza los límites de lo aceptable, siendo una estrecha rejilla metálica más propia de trabajos de mantenimiento.
Ya que estaba mojado y viendo que Splash Bash! estaba en reparación (como en mi anterior visita) fui a finiquitar la tarea a El Aserradero. Con solo cinco minutos de cola de por medio embarqué en una de las embarcaciones, troncos descaradamente falsos con estética de cartón piedra. La propia atracción, manufacturada por la low cost Zmperla, correría la misma suerte. Las montañas sospechosamente erigidas a base de papel maché, las duras transiciones de aterrizaje tras las caídas y la brusquedad de éstas me dieron la impresión de estar ante un flume ride de juguete. Aún así, como diversión familiar y dentro del contexto del PAM, es un producto bastante salvable.
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A media tarde El Aserradero entró en fuera de servicio y no volvió a abrir |
Tarántula, la gran joya del parque
Para secarme decidí embarcarme en la que para mí es la gran joya del Parque de Atracciones: Tarántula, la spinning coaster de Maurer. Aunque su baja capacidad hizo que la tan ansiada riddeada se hiciese de rogar, mereció hasta cada último momento invertido. Sin presumir de grandes alturas, inversiones o velocidades, Tarántula sigue pareciéndome mucho más interesante que otras coasters de mayor envergadura, ahora que desde hace un tiempo éstas ya han pasado a formar parte de mi repertorio. Ofrece sensaciones muy extrañas y a la vez placenteras, contradictorias entre sí. Es suave y fina, pero a la vez completamente descontrolada y salvaje. A ratos emula la sensación de volar, y a ratos presenta un layout muy terrain y jugetón con elementos de pacing interesantes. Me parece de largo de las mejores inversiones del PAM en su historia. Pena que a estación una vez más sea completamente indigna y que no haya cola single rider cuando especialmente en esta atracción, hace mucha falta.
No esperéis review de Abismo o Tornado ya que por aquel momento y antes de mi última visita a PortAventura seguía teniendo muchos complejos con coasters con inversiones. Había tenido una buena experiencia con mi primer looping vertical en Indiana Jones Adventure de DLP, pero la subida vertical + upside down de Abismo me imponía mucho. Tornado no me apetecía pese a saber que la intensidad no sería alta porque nunca había probado una coaster invertida, y no me parecía el día. Estaba solo y me faltaba gente con la que compartir la experiencia y me dolía la cabeza y estaba un poco indispuesto por el calor y la gente. No quería ponerme peor por una coaster y tener que volver solo en ese estado a Alicante. Sin embargo; ahora no puedo esperar a volver pronto y acabar los deberes que dejé pendientes.
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La estación de tarántula parece la terraza de un bar de barrio |
Explorando las flats de Maquinismo
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Las cartelerías del PAM solo pueden ser superadas en cutrez y mal gusto a las de Terra Mítica |
En la plaza de Maquinismo me dejé La Lanzadera y Top Spin para hacer (la próxima vez caen), pero sí me atreví con La Máquina. Desde literalmente siempre he tenido mucho problema con la altura y con las inversiones, pero soy completamente inmune a las vueltas y el mareo. Es más, me encanta el mareo gratuito. Justo lo que ofrece La Máquina, un frisbee de Huss cuyo mayor incentivo no es la altura o la velocidad, sino las grandes rpm que alcanza en su ciclo, que te deja literalmente pegado al asiento. Por paradójico que parezca, es una de esas que no me importaría repetir una y otra vez. Es más, lo hice, animado por la poca cola que se forma gracias a su generosa capacidad horaria.
En Rotor reconfirmé una tónica generalizada que noté en el parque y es la desgana del personal y su antipatía. Esto no es casualidad, llevándome a pensar que las condiciones laborales y los contratos laborales que Parques Reunidos confiere están lejos de ser los que cabrían esperar. La operaria hizo el paripé de comprobar los arneses de dos o tres góndolas y volvió a la cabina a iniciar el ciclo. Pareciéndome esto algo trivial y baladí (las atracciones ya cuentan con protocolos muy restrictivos que no permiten accionarla si algo no está bien cerrado), las caras y formas de tratar al personal de esta empleada y otros tantos casos durante el día denotan que algo no va bien en el PAM.
Al salir hice las últimas dos flats del área, Sillas Voladoras y Tifón. Correctas, sin más. Tengo muchas ganas de ir a Parc Asterix en unas semanas para probar Disk´Obelix, el modelo XXL de diskocoaster de Zamperla, ya que Tifón me parece un concepto muy original y divertido pero que en su versión pequeña me deja con ganas de mucho más.
Un credit es un credit
Volví al área infantil para hacerme uno de sus dos credits, Paw Patrol. Los Padrinos Mágicos ya lo hice la vez anterior por el credit y me negué a volver a pasar por el bochorno de quitarle a algún dulce niño y su familia uno de los aviones por mi capricho parquerista. No tiene nada especial que ofrecer. Volviendo a Paw Patrol, riddearla me hizo costar 40 minutos de mi tiempo, que podrían haber sido 60 si no hubiera sido porque sobraban dos huecos de un tren y la operadora firmó llenarlos conmigo como single rider. La coaster en sí la encuentro extrañamente dolorosa y ortopédica para su aparente sencillez. Hay especialmente una transición en la hélice final que hace daño a la vista y es capaz de producir más de un moratón. Por parecer tan de jueguete, la primera vez que me monté el año pasado me quedé con un asa del vagón en la mano porque se desmontó. Demencial pero cierto.
Me acerqué hasta la avenida principal, con los ojos puestos en la que es para mí una de las pocas joyas que esconde el parque La Jungla. De paso me crucé con The Walking Dead Experience, el pasaje del terror tematizado en la franquicia homónima. La primera vez que visité el parque tuve oportunidad de probarlo y mi experiencia fue muy positiva. Esta vez, no me apetecía desembolsar siete euros para una experiencia que ya había visitado y que seguramente seguiría inmutable. Seguro que sustituir El Viejo Caserón por el enésimo pasaje de zombies no fue el pelotazo que el parque creía que sería, pero para un newcomer sin vinculación emocional con EVC es un producto muy bueno, de notable alto. En 2024 entré en un grupo reducido con solo dos personas más, lo que hizo que nos comiéramos todos los impactos y viera el pasaje en su pleno potencial.
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Cuando solo te llega la cerca para depilarte la parte de arriba |
Los sets son bastante repetitivos pero muy efectivos, aderezados por el buen acting y la caracterización de los actores. Es largo, el concepto de escapar de zombies da bastante adrenalina y hay bastantes actores y algún que otro animatronic. Pero la gran baza que tiene el pasaje para mí (y esto es algo que Expedientes Warren de PW entiende también muy bien) es que juega muy bien a introducir recursos de iluminación y sonido a cada impacto, coreografiando el scarejump y haciéndolo más efectivo. Esta es una premisa bastante simple pero que en España no ha recalado tanto como debería.
La Jungla, un remanso de paz en medio del parque de atracciones
Entré en la zona de colas de La Jungla, que rápidamente te lleva hasta el corazón de una zona frondosa aislada del resto del parque. El gran encanto que presenta para mí este boat ride es precisamente su capacidad para funcionar como una unidad independiente del PAM. Tanto el parque como esta ride parecen funcionar aisladas, como todos ajenos el uno del otro. Entrar en La Jungla es penetrar en un microuniverso diferencial y con personalidad propia, toda la que le falta al parque que la contiene.
No trataré de romantizarla demasiado porque al final es lo que es, un paseo en barca por la jungla a remolque de la fiebre setentera que impuso Walt Disney con su exitoso Jungle Cruise. Los recursos y la tecnología con los que La Jungla juega se quedan cortos en el contexto de hoy. Los animatronics son limitados y ortopédicos y no hay grandes razones para montarse más que para desconectar por unos minutos del mundanal ruido. Sin embargo; para mí tiene un encanto especial que la hace destacar en medio de un parque repleto de atracciones impersonales y sin historia. El refurbishment al que fue sometida la atracción hace no tanto tiempo la ha dejado niquelada. Destaco especialmente el tramo final atravesando pulverizadores de humo en un efecto onírico y mágico. Me encantó.
Y poco más os puedo comentar del parque. Estuve repitiendo en alguna que otra atracción pero las grandes colas y el calor me empujaron a mantenerme al margen de atracciones populares como Tarántula, TNT o Vértigo por las grandes colas que se habían formado, superando los 60 minutos. Media hora antes del cierre decidí que no había nada más que hacer y poner rumbo otra vez hacia la estación de tren.
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Mi cena de vuelta en el tren |
No os puedo decir nada de la comida, puesto que en alusión a la presidenta de las tierras en las que me encontraba y aprovechando la política del PAM, decidí "comer de tupper". Aunque no pude resistirme a comprarme un sandwich de helado de Oreo y comérmelo a las puertas Maquinismo.
Con la review en mano es cierto que no hay grandes despropósitos en cuanto a atracciones en el PAM. El surtido es resultón, como poco, y con las atracciones que me dejé por el camino por puro capricho personal hubiera sido mejor. Sin embargo; es la falta de ambición del parque, su inmovilismo y el poco mimo en la experiencia del visitante lo que hace que no sea un lugar del que guarde un buen recuerdo. No habían shows, detalles diferenciales que tratasen de mejorar la experiencia del visitante y las operativas fueron nefastas. En general, la sensación que extraigo es que la línea estratégica del parque es atraer a cuántos más clientes mejor, ofrecerles un producto sin alma y con los mínimos recursos posibles, y por supuesto de paso desplumándolos con sus prohibitivos precios de absolutamente todo lo que no sea la entrada.