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Review día 3 viaje PortAventura 2024: Caribe Aquatic Park






 

La guinda final del viaje fue una visita contrarreloj ("uy pobrecitos qué mal lo pasaron" La Resistencia dixit) al parque acuático del resort, Caribe Aquatic Park. Le tenía unas ganas especiales a este apéndice del parque madre del resort. De forma casual o no en todas mis visitas a PA hasta ahora lo he pillado fuera de temporada y no he podido testearlo. Tenía también ilusión por explorar los rincones y detalles del parque acuático por su vinculación directa con la marca Universal. Cuando el gigante cinematográfico se hizo con la gestión de PortAventura en 1999 una de las primeras ideas que plantearon fue crear este parque acuático para impulsar al recinto junto con hoteles de nueva creación con el fin de posicionarse como un resort temático de referencia. 

Se comenta, de hecho, que el originalmente bautizado como Costa Caribe sirvió de inspiración para el diseño de Volcano Bay, el aclamadísimo parque acuático de Universal Studios Orlando. La mano de Universal en el parque se nota y bastante... la vegetación, la exquisita cartelería, los materiales del theming... Desgranemos punto por punto mi visita de hoy que, adelanto, me ha dejado muy buenas sensaciones.







El parque abría a las 11 de la mañana, media horita más tarde que PAP. Menos de una veintena de personas esperando conmigo en la puerta y un tiempo algo fresco pero soleado aventuraban que iba a ser una jornada muy llevadera, disfrutable y sin apenas colas. Cuando faltaban algo más de 15 minutos para la apertura oficial el personal de entrada ha comenzado a dejarnos pasar hasta la plaza de entrada con algún punto de restauración, merchandasing y las consignas. Llegadas las 11 se ha producido la "rope drop" y me dispuse a buscar una hamaca libre (sin mayor inconveniente dada la poca afluencia). El primer detalle que me ha gustado es que al contrario de la mayoría de parques acuáticos las tumbonas son gratuitas. Están además por todas partes, muy limpias y bastante nuevas. Tras tantear el terreno y ubicar las rides principales dejé las cosas a resguardo y comenzó la acción. 






Inmediatamente frente a mi tumbona estaba El Triángulo De Las Bermudas, la piscina de olas. Sin tener un tamaño espectacular me pareció una zona de baño muy agradable y sobretodo bien tematizada. Está rodeada por una especie de fuerte marítimo que a su vez divide la zona de baño por la mitad. Desde un torreón se lanza constantemente un chorro de agua bastante potente que le da un toque algo más dinámico y lúdico a la zona. Mientras que la zona izquierda de la piscina es más tranquila, en la zona derecha se activa periódicamente el programa de olas. No son muy altas pero a diferencia de las del Aquopolis de Torrevieja y Aqualandia el efecto que se produce sí es muy similar a las olas de la playa.



Ya remojadito comencé con los toboganes. Me acerqué a una de las torres principales donde se ubican Barracudas y Mambo & Limbo, originales de la época Universal. Son todos toboganes de corte muy clásico, los primeros son dos rápidos que se riddean con flotador individual o simple. El verde tiene más tramos de oscuridad pero en mi opinión un layout mal aprovechado que la hace parecer más corta e incluso más lenta. La Barracuda azul es completamente descubierta pero con muchas más curvas y bajadas repentinas. En esta los socorristas suelen además lanzar de espaldas los flotadores y todo se siente más descontrolado. Mambo & Limbo son dos toboganes estilo zig-zag con sus curvas y pequeñas bajadas a mitad de recorrido donde no se requiere flotador ni alfombrilla. Aunque parten de unos metros menos de altura que sus hermanos mayores pueden alcanzar mayores velocidades si adoptáis la postura correcta. A diferencia de Barracudas el layout apenas difiere entre el tobogán que elijáis de los dos. Mucho cuidado al aterrizar en la zona de frenado puesto que la llegada es algo abrupta y podéis tragar una buena cantidad de agua, como le ha pasado a servidor. Más tarde vi que es una tónica general de los toboganes de este parque.






Me llamó la atención lo mal planteada que está la organización de las colas de este nudo de toboganes. Además de compartir torre también tienen el mismo trazado de fila. Como Mambo & Limbo está un piso por debajo de Barracudas en las escaleras de la torre muchas veces hay visitantes con flotador obstaculizando la entrada al mismo. Otras veces las colas se mezclan y por desconocimiento de los visitantes (es normal) piensan que gente que simplemente sube a Barracudas se está colando. Por suerte, no tuve ese problema ya que prácticamente todo el día no tuve que esperar más de 3/4 personas delante mía en ningún tobogán. Con solo dos horas y cuarto de visita pude riddear todo lo que tenía pensado, bañarme en muchas piscinas y repetir hasta tres veces en mis toboganes favoritos.


Se nota y mucho la mano de Universal en Barracudas y Mambo & Limbo. Aunque son toboganes muy clásicos el envoltorio entre tanta vegetación, los soportes de madera de las estructuras y el material de barandillas y otros ornamentos le dan un toque especial muy mágico. Destaco especialmente el buen gusto a la hora de escoger la paleta de colores de los 4, (azul mar como las playas del Caribe, amarillo color limón tropical, el naranja vívido de los hibiscos y el verde las palmeras) que se entrelazan entre ellos y la maleza dejando un bonito efecto visual a la vista.


Continué con El Torrente, que era sin duda mi bucket list del día. Nunca había tenido la oportunidad de montar en un tobogán con flotador colectivo y tenía ganas de ver qué sensaciones producía. Es un tobogán tipo rafting que destaca por su imponente altura, gran longitud y la anchura del canal. Dado el tamaño de los flotadores, aptos para acoger entre 3 y 5 pasajeros, ascienden por una cinta transportadora desde la piscina de repción hasta la zona de carga. Al contrario que en Aqualandia, donde conseguir subir en Cyclon es misión imposible para gente como yo que vamos sin compañía, en Caribe me lo pusieron muy fácil. Me iban acoplando con cualquier grupo donde quedase algún hueco a la primera que se podían y súper bien. La estación además está divida en dos, agilizando el proceso de carga y descongestionando la cola.



Lo que es el tobogán la verdad bastante bien. Es apto para toda la familia, por lo que no hay grandes velocidades ni bajadas. Sin embargo; es muy muy divertido y adictivo. Es un recorrido bastante largo, que gana intensidad hacia el final con curvas algo más abruptas donde se alcanzan inclinaciones mayores y más de una salpicadura. El hecho de ir con gente lo hace muy divertido y las risas están garantizadas. Depende del peso del flotador y del número de personas que seáis bajará más rápido o más lento. La primera vez me lancé en un grupo de 4 y súper bien. La siguiente vez pesábamos menos y se me hizo algo más descafeinado. De todas formas nuestro Team Boat Spring Racers (luego veremos que los paralelismos con Blizzard Beach no acaban aquí) es sin duda uno de los toboganes más interesantes y divertidos de todo el Aquatic Park.


Después entré de lleno en la ampliación del parque, acometida por Invest para sumar oferta a un lineup de toboganes que se estaba quedando pobre. Temáticamente no es la panacea y se notan las costuras afinando un poco el ojo respecto al buen gusto y clase sello Universal de la sección original. La calidad de los materiales, los soportes de los toboganes al aire, alguna que otra pieza de corchopán... Sin embargo; me esperaba el conjunto final bastante peor y realmente no desentonaba tanto. Destaco para bien Paradise Beach, una zona paradisiaca de la que no tenía gran referencia con camas de agua, cuellos de cisne y unas aguas cristalinas entre palmeras que me vinieron súper bien para descargar tensiones entre tobogán y tobogán. Empecé a escalar intensidad por Rapid Race, las típicas pistas multiracer de ProSlide (la Apple de las manufacturadoras de toboganes acuáticos) sin ningún tipo de elemento extra como hélices o trenzados. Siguiendo la tónica general de estos modelos la bajada se realiza de cabeza con una esterilla de goma, haciendo una atracción más divertida y diferente que las típicas pistas blandas. Estas no estaban nada mal, destacando la última caída que hace coger bastante impulso para llegar lejos en la zona de frenado.




No llevaba en mente riddear ni King Kajhuna ni Ciclón Tropical, los dos toboganes más intensos del parque. Los toboganes tipo kamikace me suelen dar bastante miedo por esa sensación de agobio, de invisibilidad y de ahogo por todo el agua que salpica en la cara. King Kajhuna ni me lo planteaba, pero desde abajo me empezó a picar el gusanillo por Ciclón Tropical, bastante menos inclinado y de menor altura. No estaba muy convencido, pero una socorrista que me estaba viendo dudar desde abajo me animó y al final lo acabé riddeando. Me gustó bastante el personal del Aquatic Park; si bien los operarios de PortAventura siempre me han parecido bastante secos y desangelados, en el acuático noté bastante mejor rollo, más sonrisas y mimo al cliente. ¿Qué tal me pareció Ciclón Tropical? Me gustó e incluso me animé a repetir ese día más tarde. Dentro de las de su estilo bastante moderada, disfrutable y con la adrenalina justa en la última sección de drop para darle un toque más intenso.



La historia de estos dos toboganes es cuanto menos curiosa. Universal ya contempló durante sus años de gestión que Costa Caribe necesitaría ampliar oferta para seguir jugando en primera línea. Se proyectaron estos toboganes y se planeó su montaje en un futuro próximo arropados por un volcán gigante a modo de tematización. Universal dejó PA y el proyecto se paralizó. Finalmente, los planes se desempolvaron pero las gestoras posteriores desecharon la idea de construir el volcán y redujeron su altura de los más de 40 metros originales a "solo" 31. Llamadme mal pensado, pero pongo la mano en el fuego a que Universal se inspiró en Summit Plumit y Slush Gusher de Blizzard Beach (cuadraría por fechas) para conceptualizar esta dupla de toboganes. El layout es casi idéntico y el fabricante, ProSlide, también.


Aproveché que iba bien de tiempo y probé El Galeón Pirata, una zona para niños y para los no tan niños. A pesar de su apariencia infantil, los toboganes tienen una altura mínima de 1.10m y 1.20m, la misma que muchas majors del parque. Aún así, están dirigidos especialmente para niños pequeños ya que replican las atracciones más grandes del parque en versión reducida. Hay un pequeño King Kajhuna (¡a este sí me subí!), un mini Ciclón Tropical y dos zig zags de longitud considerable para una zona infantil. Puede que sea por mi peso, pero una vez más me pareció la llegada a la piscina muy abrupta.



Volví sobre mis pasos para darme una vuelta relajante sobre uno de los donuts de Río Loco. No os dejéis engañar por el nombre, es el clásico río lento de los parques acuáticos donde dejarse llevar suavemente por la corriente. Me gustó el detalle de que los flotadores estuvieran continuamente dando vueltas por el canal sin necesidad de hacer cola para cogerlos y devolverlos fuera como en otros parques, lo cual es algo caótico. El río además tenía algún detallito diferenciador como pulverizadores de agua, cascadas, alguna bifuración o una corriente algo más ligera que en otros que he estado, lo cual se agradece. El paseo es agradable, ya que transcurres entre vegetación bastante densa, algún árbol caído o incluso alguna pieza de theming cuqui.




Finalmente acabé mi ruta en El Gran Caribe, la zona indoor del parque que a modo de curiosidad se comunica fluvialmente por el canal de El Río Loco. Durante sus "años mozos" esta parte de Costa Caribe abría todo el año para los clientes de los hoteles del resort, que tenían un pequeño oasis de agua climatizada y algún que otro tobogán en plena época invernal. Los ventanales acristalados se bajaban aislando a la zona del frío exterior. También habían saunas y jacuzzis que lamentablemente fueron desmantelados para poner consignas. Ojalá esta o futuras gestoras del parque decidieran resucitar esta zona de alguna forma, ya que en la actualidad está bastante muerta. Temáticamente es bastante disfrutona, con recreaciones de balcones de casas caribeñas e incluso un gran avión de la compañía Coconut Grove colgado del techo.



De la oferta de la zona poco puedo decir. Me advirtieron por diversas fuentes que El Tifón no era nada recomendable y podía incluso darme alguna sorpresa desagradable en forma de contusión. Son dos tubos cerrados bastante estrechos con un layout similar al de un zig zag, pero más inclinados. Engañan a la vista, ya que su completa oscuridad unido al gran desnivel que llevan hace que las curvas y hélices se cojan a traición y a más velocidad de la que igual se debería. Me planteé darle una oportunidad al verde, que según las calles es algo más mild que su gemelo color crema, pero las reacciones de varias personas que llegaban desorientadas a la zona de frenado me hicieron descartarlo rápido. También hay unos Junior Slides que bajan desde la primera planta del edificio pero la altura máxima es de 1.50 metros. Es una pareja de toboganes tipo zig zag, uno de los cuales está completamente cerrado. No están nada mal para los niños.




Y a rasgos generales esas son mis impresiones del Aquatic Park de PortAventura. Es cierto que la oferta se queda algo escasita, ya que en poco más de dos horas me ventilé la oferta principal del parque y me harté a repetir. Es cierto que no iba acompañado e iba más a tiro hecho y que las colas eran irrisorias. No obstante, la variedad de piscinas, zonas de relax y el ambiente que hay entre la vegetación es mágico y me hubiera gustado quedarme más. Otro detalle que me encantó fue que el hilo musical del parque no incluyó ninguna playlist Caribe Mix de Los 40 Principales como sí que acostumbra a hacer la mayor parte de acuáticos españoles. Música caribeña y algún que otro jingle del resort que no desentonaba con el ambiente del parque.





En definitiva, he descubierto toda una pequeña joyita de parque con bastante más potencial del que muchos piensan, comenzando por la misma Invest. Incorporar alguna ride potente enfocada al público familiar plus (alguna water coaster o funnel) y recuperar El Gran Caribe como zona indoor desestacionalizada debería ser prioritario en la estregia futura del resort.



Llegó la hora de partir. Esta vez sí me cuadraba el horario de la R17 de Rodalies para llegar hasta Tarragona y desde allí pillar el Intercity hasta casa. La estación se encuentra junto al Hotel El Paso de forma muy visible. Está en pleno proceso de obras para dotarle de nuevas infraestrcturas, ya que las actuales son bastante precarias. Ni siquiera había máquina para sacarme el combinado de Rodalies escaneando mi billete de larga distancia. La trabajadora de Rodalies me comentó que simplemente le enseñase el boleto al revisor (Spoiler: en este tramo nunca hay) en caso de que me pidiera el billete. Ya en Tarragona se me hizo la hora de comer y no me compliqué demasiado, picando un bocata, un par de croquetas y un agua de la misma cafetería de la estación. Muy recomendable comer aquí si vais a pillar un tren, súper económico (6,60 euros todo sabe a gloria después estar tres días en un resort que cobra 3 euros por un botellín de agua), bastante sabroso y local muy cómodo y limpio. 



Y ese es todo mi viaje a PortAventura de este 2024, sin duda una escapada que me ha dejado grandes momentos, vivencias y recuerdos. ¡A por la siguiente!